Jorge Araujo.

Jorge Araujo. Cedida 103c2

Talento Rebelde

Jorge Araujo: "Un camello es una startup construida para durar, no para impresionar" 173b3c

El emprendedor gallego Emilio Froján entrevista a este emprendedor, mentor e inversor con más de 13 años de experiencia en el mundo de las startups 5i2u10

Más 'Talento Rebelde': Diego Gago: "Debemos normalizar las entradas y salidas del ejercicio público, las carreras de cuarenta años ininterrumpidos en política dejarán de existir" 2t3o9

Publicada

Jorge Araujo ha fundado más de 9 empresas —una con visión unicornio que vendió, dos llegaron al estatus de “camello” (crecimiento rentable y sostenible), y actualmente desarrolla tres más junto a sus socios con quienes ha cofundado proyectos como Psquared, Ratio.cx y Remoters.me.

También lidera #NoBullshitCo, una comunidad de emprendedores que buscan construir empresas auténticas, sanas y sin bullshit. Jorge cree profundamente en el poder transformador del emprendedor como agente de cambio. Es reconocido por Linkedin como uno de los 20 creadores de contenido más influyentes sobre emprendimiento en España.

Y también es padre de dos hijas y pareja de vida de una mujer que le inspiran cada día a ser mejor profesional y humano

¿Cómo definirías exactamente un "camello" en el ecosistema emprendedor, y qué lo diferencia de un "unicornio"?

Pensar como un "camello" es más que una metáfora: es una forma de repensar radicalmente cómo construimos empresas. No inventé el término: lo popularizó Alex Lazarow en Harvard Business Review, y fue él quien trazó la analogía con startups que priorizan la resiliencia y la sostenibilidad. Yo solo ayudé a impulsarlo, a bajarlo a tierra, y a mostrar que es posible.

Viví ambos modelos. Hace más de 13 años que emprendo. He creado compañías con mentalidad unicornio, levantando capital y apostando al blitzscaling. Y también creé —y acompaño— camellos: negocios que validan antes de escalar, que sobreviven crisis, y que no necesitan una ronda para seguir operando. Esta visión no es teórica: es práctica, es vivida, es mi forma de emprender.

Un camello es una startup construida para durar, no para impresionar. Prioriza rentabilidad sobre crecimiento inorgánico, eficiencia sobre gasto descontrolado, y valor real sobre narrativa. Son empresas diseñadas para sobrevivir y prosperar en entornos adversos, con estructuras ligeras, equipos resilientes y decisiones pensadas para el largo plazo.

A diferencia del unicornio —término que originalmente describe a una empresa valuada en más de mil millones de dólares—, hoy solemos asociarlo a un modelo de crecimiento desmedido, muy intenso en capital, centrado en levantar rondas y no necesariamente en servir a los clientes. Es una distorsión que yo también adopté de joven, centrando mis decisiones en qué era lo mejor para levantar la próxima ronda. Y me costó caro ese aprendizaje. Construí empresas pensando en los inversores y no en los clientes, y eso me enseñó —a fuerza de errores— que construir para levantar capital no es lo mismo que construir para resolver un problema real.

El camello, en cambio, genera ingresos desde el día uno, valida con clientes reales y toma decisiones para resistir. No decora pitch decks: prioriza márgenes y sustentabilidad. No escala hasta tener el modelo validado, porque sabe que la caja es su mejor inversor.

El camello es extremadamente eficiente en el uso de recursos. Es bueno para captar agua —los ingresos de los clientes—, pero también muy cuidadoso en cómo la almacena y la gasta. Esa disciplina es clave: lo que entra no se derrocha, se usa estratégicamente. Así sobrevive a las tormentas, a la sequía, y sigue avanzando cuando otros se detienen.

Y para que quede claro: yo no soy anti-inversores. Trabajo con muchos inversores en mis empresas camello. Pero lo hacemos con otra mentalidad: la inversión como palanca, no como modelo. Como combustible para escalar lo que ya funciona, no como único motor para existir.

Como escribí en uno de mis artículos: "Pensar como un camello no es renunciar al crecimiento. Es elegir crecer con control, con propósito y con margen".

En un mundo obsesionado con escalar rápido, ¿qué argumentos usas para convencer a emprendedores de que la resistencia puede ser más rentable que el hípercrecimiento?

No creo que tenga que convencer a nadie. Solo quiero dejar en claro que existen distintos modelos para emprender, y que cada persona pueda elegir con conciencia cuál es el suyo.

Hay modelos de negocio, y perfiles de emprendedores, para los que el hipercrecimiento funciona muy bien. Pero si ese no es tu modelo, o no estás preparado para enfrentarlo, te va a hacer sufrir. Y mucho.

Lo explico con una analogía simple: emprender con mentalidad de unicornio es como ser piloto de Fórmula 1. Vas a 300 km/h, con presión constante, altísima exigencia, y cualquier error puede costarte caro. ¿Está mal ser piloto de Fórmula 1? Para nada. ¿Es para todos? Claramente no.

El problema es que muchos creen que tienen el coche o el cuerpo para correr esa carrera, y cuando se dan cuenta de que no... ya se estrellaron.

Yo, a mis 23 años, tenía la energía para ir a 300 por hora. Y lo hice. Pero el desgaste fue altísimo. Hoy prefiero manejar a 100 km/h, con aire acondicionado y con mi familia adentro. Disfrutando del viaje.

No hay argumentos. Hay claridad. Lo que intento es dar contexto, mostrar que hay caminos distintos. Y que elegir con conciencia es parte del verdadero éxito.

Ah, y la estadística no miente: menos del 1% llega a ser unicornio. El resto desaparece o queda varado. Una empresa que genera caja es una empresa que puede durar a largo plazo. Simple.

¿Cuáles son las 3 métricas no negociables que, en tu experiencia, definen el éxito de un "camello"?

Caja generada por unidad de negocio/Vertical: No solo importa si generas caja, sino entender qué unidad/vertical/producto realmente la produce y cómo mantener ese flujo con autonomía.

ROI claro de cada inversión: No solo con el dinero, sino al contratar a alguien o lanzar un nuevo producto. Cada € o hora invertida tiene que devolver algo y tiene que ser positivo. Por lo general en menos de 6 meses.

Pre-venta validada: Si logras pre-vender, es porque encontraste un dolor real, ganas de pagar, y un modelo con potencial. Es la prueba de fuego. BONUS: pero no cualquier preventa. La clave es que puedas pre-vender con un precio que tenga margen. Y si además logras que te paguen por adelantado, la bomba. Validaste el valor, el precio y el flujo de caja al mismo tiempo.

Creo que es falta de conciencia y de mirar las cosas adecuadas. Podemos volvernos muy complejos en métricas, pero al final del día, si invierto 1€ y recupero 0,5€, no tengo un modelo de negocios sano. Es como tener un restaurante y perder dinero con cada plato. La solución es simple: reducir la carta, quédate con los platos rentables y sigue poniendo mesas.

¿Cómo equilibras la necesidad de innovación con el enfoque en rentabilidad en etapas tempranas?

Creo que muchas veces un exceso de recursos al comienzo mata la innovación. La necesidad es la madre de la invención.

No tenemos que confundir innovación con derrochar dinero. Y la búsqueda implacable de la rentabilidad no va en contra de la innovación, al contrario: la obliga a ser más aguda.

Se puede innovar en mil cosas: distribución, mensajes, pricing, logística, atención al cliente, procesos internos.

El objetivo no es innovar por innovar. Es innovar para resolver un problema real. Ahí está la verdadera innovación: crear algo que la gente quiera usar.

Por eso promuevo tanto hablar rápido con clientes, escucharlos, empatizar, entender el dolor, y después innovar en cómo solucionarlo.

Nos lo vienen diciendo hace años, pero creo que nos fuimos confundiendo:

Lean Startup: era crear MVPs.

Fake it until you make it, no es mentir con métricas. Es sell it until you make it: vender una idea que sabés que podés cumplir.

Build things that don’t scale: también va por ahí.

Tener pocos recursos te obliga a encontrar el verdadero valor. Y eso, aunque joda, es innovación. Porque sí, es mejor tener la caja resuelta. Pero si no la tienes, vas a tener que resolver o pivotear rápido.

Muchos emprendedores levantan capital, construyen un producto… y nadie lo usa. Eso no es innovación. Eso es tirar el dinero.

Ojo: hay emprendedores que necesitan millones de dólares para crear cambios gigantes. OpenAI, Tesla, Apple... casos donde la inversión masiva tiene sentido. Pero seamos realistas: ¿cuántos son? ¿Cuántos de nosotros realmente estamos construyendo algo con esa escala y ese tipo de impacto?

Y si de verdad querés jugar a ese nivel, probablemente tu lugar esté en Silicon Valley, rodeado de los recursos y mentalidad que ese modelo requiere. Pero para la mayoría, construir desde el valor real, el foco y la caja sigue siendo el camino más sensato y sostenible.

¿Qué estrategias recomiendas para mantener un flujo de caja saludable en mercados volátiles sin depender de rondas de financiación externa? ¿Cuándo es el momento para hacer una ronda de inversión?

Vender, vender y vender.

Cobrar, cobrar y cobrar.

Tenés que saber de finanzas y de ventas. Parece simple, pero no lo es.

Tiene que entrar el agua, y tiene que salir menos de la que entra. La cuenta del almacenero: entra más dinero del que sale.

Podés tener momentos de tensión de caja, claro. Para eso están los bancos, la deuda, y algunos inversores. Pero al final del día, mirá tu caja: cuánto entra y cuánto sale. El resto te va a confundir.

El mejor momento para hacer una ronda de inversión es cuando ya tienes clientes y quieres escalar el modelo. Te puedes equivocar, claro que sí. Pero por lo menos has validado que hay un mercado y no una ilusión del mercado.Si la inversión fuera una semilla, tu tarea no es comértela, sino plantarla. Cuidarla. Regarla. Y tener la paciencia de ver cómo crece un árbol. Porque lo que realmente te alimenta no es la semilla… son los frutos que da con el tiempo. Si te comés la semilla, el dolor es doble: pierdes lo que tenías y todo el potencial del árbol que podía crecer. Hay inversores y emprendedores que solo ven semillas, y otros que ven árboles. Yo prefiero los segundos. Por eso, cuando pidas dinero, ten muy claro a quién se lo estás pidiendo y para qué.

¿Qué le dirías a los emprendedores que caen en la trampa de métricas vanidosas?

Que hagan un buen trabajo de autoconocimiento. De vulnerabilidad real. De mirarte al espejo y preguntarte: ¿para qué estoy haciendo esto?

Si lo tuyo son los likes, andá a buscarlos con orgullo. Pero hazlo con conciencia. No te mientas, no le mientas a tu equipo, ni a tus inversores o clientes. Hay algo muy poderoso en ser genuino con tu propósito.

La métrica vanidosa para uno puede ser una north star metric para otro. El problema no es la métrica, es no saber por qué la estás mirando.

Y si te cuesta encontrar la tuya, hablá con otros emprendedores. Que miren tu negocio sin el cariño que vos le tenés. Sin el sesgo. Que te digan la verdad, aunque duela.

Es difícil separar la propiedad del propietario. Nos cuesta dejar de buscar las métricas que nos hacen sentir bien. Es normal: buscamos dopamina. Pero también hay que saber mirar las métricas que nos dan claridad, aunque no nos gusten.

Caer en la trampa de las métricas vanidosas es muy fácil. Muy fácil. Por eso es clave rodearte de otros, entender cómo funciona nuestra mente, y buscar esa red de contención que te permita ver con más objetividad.

Emprender es jodido. Por eso hay que hacerlo bien. Con verdad, con conciencia, con propósito. Y sobre todo, con ganas reales de resolver un problema. No de alimentar el ego.

En crisis económicas, ¿qué prácticas específicas han permitido a los "camellos" no solo sobrevivir, sino aprovechar oportunidades?

Estructuras ligeras = capacidad de adaptarse rápido.

Relación directa con el cliente = escucha activa real.

Caja= libertad de aguantar y moverse cuando otros frenan.

Durante crisis como el COVID o la guerra en Ucrania, las startups camello no solo sobrevivieron: muchas aprovecharon la disrupción para crecer. Lo hicieron porque tenían cintura, caja y conexión con el cliente. Porque no dependían de inversión externa para tomar decisiones. En las crisis hay oportunidades, pero también es cuando el dinero “se asusta” y se vuelve conservador. Por eso tener caja, moverse rápido y estar cerca del cliente es clave.

¿Qué habilidades de liderazgo son esenciales para dirigir un "camello" frente a las requeridas en startups tradicionales de alto riesgo?

Vulnerabilidad: mostrarte real, sin la armadura del fundador perfecto.

Humildad: saber pedir ayuda y dejarte ayudar.

Resiliencia: seguir, incluso cuando nada sale como esperabas.

Autoconocimiento: entender tus límites, tus miedos y tu propósito.

Optimismo: no positivismo vacío, sino la confianza profunda de que las cosas pueden y van a mejorar.

Curiosidad.

Aceptar que no sos un superhéroe.

Y camello o no, creo que estas cualidades hacen a un buen líder. Da igual el modelo de negocio que elijas.

No creo en los atajos al éxito. Todos los caminos llevan tiempo. Sólo que algunos son mucho más volátiles que otros. Pero estas habilidades —humanas, prácticas y emocionales— le sirven a cualquier líder que quiera construir algo que valga la pena. Por lo menos yo lo aprendí a los golpes.

¿Cuál ha sido el mayor obstáculo al promover un modelo de negocio menos glamoroso que el de los unicornios?

La narrativa instalada. Esa que dice que si no levantás capital, no sos un emprendedor “de verdad”. Que una startup no es un emprendimiento.Que un emprendedor no es un empresario.Que si no creces rápido, no sos ambicioso.

Pero la ambición no es quemar millones. Es construir algo que dure, que genere valor, que escale con sentido.

El problema es que nos venden una definición de “emprendedor exitoso” que no existe. Un personaje ficticio que genera más frustración que inspiración. Y eso le hace mal a todos: emprendedores, equipos e incluso inversores.

Por eso en el podcast #NoBullshitTalk y en los círculos de la comunidad, hablamos de lo que pasa de verdad. De la persona detrás del emprendimiento. De sus miedos, sus dudas, sus caídas. De la vida real, no del pitch perfecto.

Porque cuando un emprendedor o emprendedora pase por ese momento difícil, no quiero que se sienta solo. Quiero que sepa que es parte del camino. Que es normal. Y que no está mal sentirse así.

¿Qué mitos sobre el emprendimiento te sorprende que sigan vigentes en comunidades de startups, a pesar de tu labor divulgativa?

"Levantar una ronda = éxito."

"Ser founder es ser mártir."

"Crecimiento > rentabilidad."

El peor: que hay que elegir entre crecimiento y sostenibilidad. Es falso. Los camellos demuestran que podés tener ambos - crecer, ambición y rentable. Sólo que requiere más paciencia.

¿Cómo adaptas tu mensaje para públicos diversos (ej: emprendedores novatos vs. inversores tradicionales)?

A ambos intento transmitir lo mismo: que no hay un único camino.

Mi objetivo es que conozcan los distintos modelos, con sus ventajas y limitaciones, y puedan elegir el que mejor se adapta a su realidad.

No todos los emprendimientos son invertibles por un fondo de venture capital, y está bien. Eso no los hace menos valiosos.

Y no todos los que quieren invertir en emprendedores tienen que ser VCs o business angels. Hay muchas formas de acompañar, aportar y construir.

Una empresa que cobra desde el primer día tiene menos riesgo, más margen y más control. Y eso, bien entendido, puede ser igual de atractivo para un inversor que para un emprendedor.

Creo genuinamente que el emprendedor —la mentalidad emprendedora— es uno de los talentos más valiosos que existen. Y si cambiamos la definición de que un emprendedor es solo alguien que levanta capital, vamos a descubrir que hay muchos más emprendedores... y también muchos más inversores.

Hay distintos tipos de emprendedores e inversores. Solo que solemos enfocarnos en un perfil —el más visible, el que hace más ruido— y ese representa solo una pequeña parte del todo. La riqueza del ecosistema está en esa diversidad que todavía no estamos viendo del todo.

¿Cómo manejas el escepticismo de quienes argumentan que los "camellos" limitan la ambición disruptiva?

La disrupción no siempre viene del cohete o del algoritmo. A veces está en encontrar modelos "tradicionales" y hacerlos funcionar mejor, con más margen, más foco y más impacto real. Eso también es innovación. Y muchas veces, es más difícil.

Ser camello no significa no innovar. Significa no gastar por gastar. No centrar el foco en satisfacer expectativas de inversores para levantar ronda tras ronda. Significa poner el negocio, el cliente y la rentabilidad en el centro.

Creo que el mercado está cambiando. Se está regulando solo. Como todo en lo económico, son ciclos:

Inversión abundante crea emprendedores que tiran el dinero. Esos emprendedores crean inversores más conservadores. Esos inversores impulsan emprendedores más eficientes. Y esos emprendedores, eventualmente, vuelven a generar una inversión abundante.

Y así sigue el ciclo. Pero entre tanto ruido, los camellos siguen avanzando. Con calma, con margen y con propósito. La idea es construir empresas que aguanten los ciclos: de abundancia y de escasez. Que puedan cruzar los desiertos cuando toquen, y luego disfrutar del oasis cuando llegue.

¿No crees que el enfoque en 'camellos' podría desincentivar la toma de riesgos necesaria para innovaciones radicales?

Todo lo contrario. Nos obliga a ser más creativos porque no tenemos margen para errores caros.

Innovar no es quemar dinero en features que nadie pidió. Es entregar más valor, más rápido y con menos.

Los camellos innovan como si su vida dependiera de ello. Porque, de hecho, depende.

¿Qué te gustaría que el ecosistema emprendedor adoptara de tu filosofía en los próximos 5 años?

Hablar sin bullshit de lo que es emprender, de verdad. Porque no le hace bien a nadie seguir alimentando narrativas donde menos del 1% tiene éxito.

Me encantaría que el nuevo "éxito" sea un emprendedor o emprendedora acompañado, informado, vulnerable pero fuerte, y resiliente.

Creo genuinamente que el futuro del emprendimiento —especialmente con el impacto de la inteligencia artificial— no está en ejércitos de miles de personas, sino en equipos SWAT: pequeños, bien aceitados, que entran, resuelven y salen.

Equipos que requieren menos inversión.

Menos burnout. Más salud. Más disfrute. Porque emprender también debería poder ser eso, de disfrutar el camino.

“Life too short for bullshit”