Miguel Santos, trabajador afectado por el cierre de Azucarera junto a una imagen de la planta de La Bañeza (Leon)

Miguel Santos, trabajador afectado por el cierre de Azucarera junto a una imagen de la planta de La Bañeza (Leon) Campillo / ICAL 714v13

León

Miguel Santos, trabajador de Azucarera en La Bañeza: "Tengo miedo y muchísima tensión, mi familia depende de mi sueldo" 4tu5k

Con "un hijo pequeño y muchos gastos" a su cargo, pide la ayuda e implicación de las istraciones para poder revertir la situación de su empresa en un momento en el que "algunos vienen a sacarse la foto y a pasarse la pelota". 2e663z

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El Expediente de Regulación de Empleo (ERE) anunciado por la empresa Azucarera para sus plantas de toda España, incluidas las de Castilla y León en Benavente y Toro (Zamora) y Miranda de Ebro (Burgos), así como sus intenciones de cerrar la fábrica de La Bañeza (León), mantienen a un gran número de trabajadores en vilo y con un sentimiento de miedo e incertidumbre por su futuro profesional y personal.

Miguel Santos, de 52 años, es uno de los "más de 1.000 empleados" entre puestos directos e indirectos, que ya se están viendo afectados por esta rotunda decisión de la entidad que acaba de entrar en negociación.

"Fue una sorpresa muy grande para todos porque en los últimos años la empresa ha estado haciendo una actividad normal. Incluso el año pasado se contrató a gente con contratos de relevo, lo que nos hacía pensar que había futuro", confiesa en declaraciones a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León.

En su caso, desarrolla su actividad en el departamento financiero de la planta de La Bañeza.

Entró a formar parte de la empresa hace 30 años y, curiosamente, ya ha vivido el cierre de otras dos plantas de Azucarera en la provincia, una de ellas en primera persona, la ubicada en Veguellina de Órbigo.

Allí Santos entró a trabajar con solo 22 años como istrativo y siguió ejerciendo su función hasta 1998, cuando la fábrica fue clausurada.

Recuerda que entonces ya se había cerrado también la fábrica de León, por lo que la única que quedó en la provincia fue la de La Bañeza. En ella fueron reubicados una buena parte de los trabajadores afectados.

"Hubo una reestructuración, pero entonces sí que había opción de poder recolocar fácilmente, entre otras cosas, porque la remolacha no se dejó de sembrar. Había que desplazarla 15 kilómetros de una fábrica a otra y se necesitaba gente para poder monturar toda la cantidad que había", afirma.

Ahora, asegura, la situación es "muy distinta", ya que "hablan de llevar la remolacha a más de 100 kilómetros de las zonas remolacheras, a la planta de Toro (Zamora), y no todo el mundo puede cambiar de provincia tan fácilmente".

"Yo pertenezco a uno de los colectivos más afectados. Ya tengo una edad en la que es muy difícil buscar recolocación porque hoy los jóvenes tienen mucha preparación y, además, aún tengo la jubilación bastante lejos", sostiene.

En estos momentos, él atraviesa un momento delicado y de mucha "incertidumbre", dado que, en caso de cierre de la planta, "me veo en la calle con un chaval pequeño a mi cargo, mi mujer trabajando a media jornada y con una hipoteca y muchos gastos".

"Tengo miedo, mi familia depende de mi sueldo y si me quedo sin trabajo, tendría un problema muy grave", apunta.

Por ello, desde el Comité de Empresa del que forma parte, y junto al resto de sus compañeros, está "peleando por revertir la situación", pues piensa que la fábrica tiene unas condiciones "óptimas" para ser "aprovechada, ya sea por la empresa actual u otras que pudieran estar interesadas en ella".

Miguel revela que en estos momentos están empezando las negociaciones, por lo que los trabajadores afectados desconocen las opciones que se les van a plantear. "El jueves se reunió la comisión negociadora, pero aún no hay avances", confiesa.

Una situación que ha generado un ambiente de "mucha incertidumbre, muchísima tensión y mucho nerviosismo". "Aun así, la gente está muy activa, estamos haciendo todos los días manifestaciones a las puertas de la fábrica y ayer celebramos otra en el centro de la ciudad".

"Estamos muy motivados porque estamos recibiendo mucho apoyo de la ciudadanía, de organizaciones agrarias y de los medios de comunicación. Hay mucha motivación para movilizarse porque la fábrica es muy importante para La Bañeza".

Un pueblo "donde hay poco empleo, mucha despoblación y mucha emigración de gente joven", añade.

Del mismo modo, reconoce que las istraciones locales, provinciales, regionales e incluso estatales, a las que se suman varios partidos políticos, "están remando a favor nuestro y buscando opciones".

"Y eso queremos creer porque eso es lo que nos dicen, que están trabajando para encontrar soluciones", explica.

Prueba de ello es que hayan sido varios los dirigentes que se han reunido con el comité de empresa. Desde el ministro de Industria, Jordi Hereu; a las consejeras de Industria, Comercio y Empleo; y Agricultura, Ganadería y Desarrollo de la Junta de Castilla y León, Leticia García y María González Corral; y el secretario general del PSOE de Castilla y León, Carlos Martínez.

Si bien, reconoce que "algunos vienen a sacarse la foto, dar buenas palabras y a pasarse la pelota de unos a otros, y no sabemos si realmente están trabajando para buscar opciones reales".

Asimismo, confiesa que "quizá" estas "han actuado tarde". "Echamos de menos que se movieran antes para evitar, precisamente, el anuncio".

"A nosotros se nos comunicó que la empresa iba a hacer una reestructuración a finales de abril y fue a primeros de mayo cuando los trabajadores afectados empezamos a movernos para poner en valor nuestra fábrica y pedir que no haya problemas ni despidos", explica.

Sea como fuere, Miguel confía en que las istraciones se pongan "manos a la obra y consigan darle la vuelta a esta situación", al entender que "este cierre es muy distinto a todos los demás".

Esto, teniendo en cuenta que el cierre de la planta de La Bañeza supondría dejar "sin ninguna fábrica azucarera a la provincia con más remolacha de España".

"No es comprensible y hay que buscar soluciones para que no se cierre", insiste el trabajador.

En este sentido, sostiene que la recolocación no es una de ellas, ya que esto implicaría "que te manden a otra fábrica de otra provincia, obligándote a dejar el lugar donde estas arraigado, para que igual luego también la acaben cerrando".

Por ello, aboga o bien por mantener la fábrica en funcionamiento en manos de la empresa que actualmente la gestiona o, en su lugar, por encontrar otra interesada en hacerlo posible.

Esto, mientras la actual gestora no demuestra tener "mucha compasión ni mucha actitud proactiva por los trabajadores". "Es que no acabamos de entender la decisión", añade Miguel.

Con todo ello, advierte de que seguirán movilizándose, y no solo a las puertas de Azucarera, sino también en León capital, en las Cortes de Castilla y León, donde tienen previsto ir al Pleno del próximo 10 de junio; e incluso en Madrid.

"En esa línea nos vamos a mover estos días y todo, para evitar el cierre de la planta de La Bañeza", concluye.