Iglesia de Santa Mariña de Bora, Pontevedra

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Cultura

La iglesia de Pontevedra con un altar barroco, reloj de sol y arte sacro del siglo XVI 6v2623

Construido entre los siglos XV y XVIII, el templo parroquial de Santa María de Bora se distingue en su interior por unas singulares imágenes pétreas dedicadas a los apóstoles Pedro y Santiago 1a4uj

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Galicia es un museo a cielo abierto donde el patrimonio religioso escribe algunos de los capítulos más fascinantes de su historia. Desde imponentes catedrales que desafían al paso del tiempo hasta pequeños santuarios escondidos en parajes de ensueño, cada templo y monumento sacro cuenta una historia de fe, arte y cultura que ha ido moldeando la identidad gallega a lo largo de los siglos. En esta tierra donde lo espiritual y lo terrenal caminan de la mano, las iglesias, capillas y monasterios no sólo conectan a las personas con el pasado, sino que también siguen siendo un verdadero refugio de belleza y devoción en el presente. 

Entre los tesoros arquitectónicos de la cultura religiosa, destaca la singular capacidad del patrimonio gallego para incorporar elementos sorprendentes y cargados de simbolismo. Un buen ejemplo de ello nos lo encontramos en las entrañas más rurales de Pontevedra, donde la iglesia parroquial de Santa Mariña de Bora se alza como un auténtico reducto de paz y serenidad en plena naturaleza. Este templo único combina en su estructura exterior un reloj solar y otro de aguja, así como varias imágenes centenarias de los Apóstoles y hasta un altar barroco que parece retar al tiempo con su magnificencia. 

Un legado entre siglos 6w6v21

Vista general de la iglesia parroquial de Santa María de Bora

Vista general de la iglesia parroquial de Santa María de Bora Google Earth Pontevedra

La iglesia de Santa Mariña de Bora hunde sus raíces en la Edad Moderna, un período histórico comprendido entre el siglo XV y XVIII. Eregida en la parroquia de Bora con cantería granítica, esta joya arquitectónica se alza sobre una planta de cruz latina, con una sola nave que da paso a una imponente bóveda de cañón, todo un símbolo de robustez y elegancia. Su cubierta a tres aguas, rematada con pináculos de bola en sus extremos, refuerza su carácter. De particular relevancia es el ábside, cuya construcción data de 1760, dotando al conjunto de un aire de perpetuidad.

La fachada principal de la iglesia pontevedresa mantiene un equilibrio de sobriedad, austeridad y belleza, cuyo al interior se realiza a través de una puerta lintelada, con una fornela de medio punto que acoge la imagen de la patrona, una pequeña ventana y una espadaña de doble cuerpo que se eleva hacia el cielo como un faro que guía a los fieles hacia este rincón de fe. 

En el interior de la iglesia se revela un espacio donde la arquitectura y el arte se mezclan en perfecta armonía. En el corazón del templo destaca la capilla mayor, con una majestuosa bóveda de cinco claves que parece abrazar a los fieles. A ambos lados se abren paso dos capillas laterales de menor tamaño: una coronada por una delicada cúpula y la otra adornada con una portada barroca que mantiene la sacristía adosada a la cabecera. No obstante, lo que realmente llama la atención en el interior del templo son unas imágenes pétreas de los apóstoles Pedro y Santiago, talladas en el siglo XVI, que se alzan como testigos silenciosos de la fe que ha perdurado en este lugar sagrado durante siglos. 

Más allá de sus muros, el adro de la iglesia se despliega como un pequeño refugio repleto de encanto en el que cada rincón invita a la contemplación. Aquí, la mirada del visitante se ve cautivada por un conjunto de elementos que otorgan al lugar una atmósfera única y entrañable: un cruceiro tradicional, un antiguo reloj de sol y hasta un moderno reloj de aguja hacen de este templo en la aldea de Bora una muestra muy particular del patrimonio religioso en Pontevedra.