
Un fotograma de 'Los yugoslavos', de Juan Mayorga 6w6046
'Los yugoslavos': Juan Mayorga nos lleva de viaje a ninguna parte 6s714f
Este confuso popurrí de asuntos tiene difícil arreglo, por mucha voluntad que le pongan Luis Bermejo, Javier Gutiérrez, Natalia Hernández y Alba Planas. 1l3sz
Más información: 'Los yugoslavos', una obra sobre el poder de la palabra y el misterio de la tristeza 1p6g5l
¡Qué esforzados son los actores de teatro! La idea de que son vanidosos y caprichosos ignora el hecho de que son gente disciplinada, auténticos soldados que se baten en el escenario con obras excelsas (ventaja de interpretar clásicos) y gratificantes, pero también insustanciales textos y batallas perdidas de antemano, como es el caso de Los yugoslavos, estrenada ayer en La Abadía. Mi más profunda iración por Luis Bermejo, Javier Gutiérrez y Natalia Hernández, tres veteranos actores a los que se les ha unido la joven Alba Planas, en esta obra escrita y dirigida por Juan Mayorga.
Y es que este confuso popurrí de asuntos de Mayorga tiene difícil arreglo, por mucha voluntad que le pongan estos primeros espadas. Dice el galardonado dramaturgo en el programa de mano que la obra (escrita hace más de tres lustros, pero arreglada para este estreno) "es un cuento sobre el amor, sobre el poder de la palabra, sobre el poder del silencio, sobre la búsqueda de un sitio donde vivir y sobre lugares que ya no existen, pero siguen arrojando sombra". ¿Nos espera una fábula infantil?
El cuento requiere una historia clara, con un conflicto, desenlace y unos personajes bien delineados. Nada de eso pasa aquí, donde por trama tenemos un bosquejo que el autor no logra hilar y que, como acostumbra -ya lo ha hecho en piezas anteriores-, ambienta en una atmósfera misteriosa dejándonos pendientes de un enigma que resulta no ser tal.
Un camarero, al que da vida Javier Fernández con su pinta de hombre común, observa desde el bar en el que trabaja que a uno de sus clientes (Luis Bermejo) se le da bien levantar el ánimo de los deprimidos y se convence entonces de que es la persona que anda buscando para tratar a su mujer (Natalia Hernández), aquejada de este mismo mal –suponemos. El camarero inducirá al cliente a una dinámica de espionaje de su mujer, exyugoslava y exiliada, por la que descubrirá que a diario se pasea por la ciudad con un mapa en la mano buscando su destino.
Zapatos, mapas, frases que se repiten varias veces como mantras –"Tendríamos que haber ido a donde los yugoslavos, allí se juega de verdad mientras las mujeres bailan"–, son usadas por el autor, atribuyéndolas un supuesto valor simbólico y metafórico para que deduzcamos las causas de la tristeza de la mujer del camarero y lo terrible de ser apátrida (no sé si la idea hoy se adapta a la defensa de la globalización).
La débil estructura dramática podría sostenerse en reflexiones poético-filosóficas de calado, y a ello pretende apuntar Mayorga, pero todo lo que se le ocurre suena a retórica inane.
Ya cerca del desenlace un personaje discursea de esta guisa: "Si has llegado al lugar que buscas, no puede ser como esperabas. Si fuese como esperas, aún no estarías allí. Pero estar allí no sería suficiente. Si has llegado allí, ¿habrás llegado a tiempo? Estar allí y a tiempo tampoco bastaría. Si hubieses llegado allí y a tiempo, ¿estarías allí realmente? Te has preparado para cuando llegue el momento, este puede ser el lugar y el momento, quizá nunca haya otro lugar".
Con unos diálogos artificiosos y unos personajes de cartón-piedra estos actores tienen muy complicado despertar una emoción, si acaso un ápice de verosimilitud. La dirección tampoco ayuda, es insulsa y estática, y la lentitud marca el desarrollo de la pieza que se prolonga hasta la hora y media. Un piano y hasta cantos yugoslavos ilustran las transiciones de escena. Juan Mayorga continúa en ese teatro críptico y mortal que viene cultivando en sus últimos espectáculos y que le aseguran incomprensiblemente unas giras nacionales e internacionales.
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Teatro de la Abadía, hasta el 6 de julio
Texto y dirección: Juan Mayorga
Reparto: Luis Bermejo, Javier Gutiérrez, Natalia Hernández y Alba Planas
Ayudante de dirección: Ana Barceló
Ayudante de dramaturgia en prácticas: Francisco Flecha Rodríguez
Diseño de escenografía y vestuario: Elisa Sanz (AAPEE)
Diseño de Iluminación: Juan Gómez-Cornejo (AAIV)
Música y Espacio Sonoro: Jaume Manresa
Producción: Teatro de La Abadía