
El primer gran brote de resistencia frente a Trump nace de los latinos de Los Ángeles: decenas de arrestos en 72 horas 2w183a
Lejos de rebajar la tensión, el presidente de EEUU ha anunciado el despliegue adicional de más de 2.000 agentes de la Guardia Nacional. El doble de lo que había dictado inicialmente. 126f5w
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El primer gran brote de resistencia callejera frente a Donald Trump ha tenido lugar en la ciudad de Los Ángeles y ha dejado, de momento, autopistas cortadas, coches calcinados, hasta 4.000 agentes de la Guardia Nacional desplegados –a los que habría que sumar medio millar de Marines en estado de alerta– y al menos 150 arrestados en San Francisco, según los datos que maneja la prensa local. g491d
Crónica de un incendio anunciado 4v2b65
Las cosas empezaron a ponerse serias a las tres de la tarde del pasado viernes. Fue entonces cuando varias docenas de personas se congregaron en el llamado Distrito de la Moda, a escasas manzanas del centro de Los Ángeles, para protestar contra la presencia de un puñado de agentes de inmigración que se encontraban realizando una redada en una tienda de ropa. Una de las tres planeadas para ese día en la ciudad californiana.

Protesta este lunes en San Francisco contra la política migratoria de Trump. Reuters
Al ver la que se estaba organizando, los agentes de inmigración llamaron a los antidisturbios, que les sacaron del lugar tras ejercer de barrera frente a los congregados. Ahora bien: si alguien pensó que ahí terminaban las labores del día se equivocó. De largo, además. Porque apenas unas horas después cientos de personas hicieron acto de presencia frente a un edificio federal pidiendo el fin de las políticas antiinmigración promovidas por Trump. Es decir: las deportaciones de inmigrantes.
"El pueblo unido defenderá a las familias migrantes", rezaba –en castellano– una de las pancartas mostradas por los manifestantes. "Derechos plenos para todos los inmigrantes", decía –también en castellano– otra. Y entre medias unas cuantas banderas mexicanas.
A partir de ahí, la escalada. Primero un grupo de agentes federales, concretamente del Departamento de Seguridad Nacional, comenzó a disparar gas pimienta contra los manifestantes. Luego agentes del Departamento de Policía de Los Ángeles cargaron para dispersar a la multitud mientras arrestaban a varias personas. Entre ellas David Huerta, presidente del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios de California.
Y a la mañana siguiente, con toda la ciudad –y en particular las barriadas latinas– al tanto de lo sucedido, comenzaron a darse disturbios aquí y allá, en varios puntos del área metropolitana de Los Ángeles, durante los cuales manifestantes y uniformados intercambiaron proyectiles; gases lacrimógenos, pelotas de goma, piedras y casquetes. Entre otras cosas. También se incendiaron calles y se destrozaron coches. Escenas, en fin, que recordaban a la ola de protestas desatada tras la muerte de George Floyd en 2020.
Finalmente, con la llegada del domingo, la tensión alcanzó nuevas cotas tras el despliegue de la Guardia Nacional. Una medida ordenada por el propio Trump contra el criterio del gobernador de California, Gavin Newsom, quien dijo que eso no haría más que empeorar las cosas. Lejos de cambiar de parecer, el presidente ordenó el lunes el despliegue de otros 2.000 soldados más de la Guardia Nacional.
Por cierto: la última vez que un presidente estadounidense ordenó el despliegue de la Guardia Nacional sin el consentimiento del gobernador en cuyo territorio iba a darse el citado despliegue fue hace 60 años, en 1965, cuando Lyndon Johnson mandó a los guardias a proteger una manifestación por los Derechos Civiles en Alabama.
"Estoy muy orgullosa de mi comunidad" 328
Lo que está ocurriendo en Los Ángeles contrasta con la docilidad mostrada hasta la fecha por toda una serie de actores sociales frente a los envites de Trump contra el entramado universitario, el movimiento pro-palestino o el ámbito judicial. La diferencia es que aquí los agentes de la Casa Blanca se están moviendo contra ciertos elementos de la comunidad latina –los que no tienen papeles en regla– en un lugar donde la comunidad latina puede llegar a suponer el 80% de la población.
Es el caso de Paramount, una localidad de 54.000 habitantes situada en la periferia sur de la ciudad cuyos vecinos salieron a la calle el sábado a enfrentarse con otro destacamento compuesto por agentes de inmigración y antidisturbios del Departamento de Policía de Los Ángeles para evitar otra redada.

Los marines, preparándose para ser enviados a Los Ángeles. Reuters
"Estoy muy orgullosa de mi comunidad y de la fuerza que ha demostrado tener", ha declarado Jessica Juárez, una mujer latina de 40 años, a un periodista del periódico Los Angeles Times. Alejandro Maldonado, un sindicalista local, comentó al mismo diario que lo que único que había hecho la gente al salir a enfrentarse con la policía era "oponerse a unas políticas migratorias injustas".
No es la primera vez que una comunidad latina cuida de sus más vulnerables (burocráticamente hablando). Los agentes de inmigración llevan meses quejándose de que muchas redadas llevadas a cabo en barriadas como Paramount concluyen sin resultados debido a que los residentes se dedican a encubrir a todos aquellos que podrían enfrentarse a la deportación.
¿Cálculo político? 1hs45
Con todo, no son pocos los comentaristas políticos estadounidenses que ven en lo que está sucediendo en Los Ángeles algo positivo para Trump. Es más: probablemente el mismo presidente lo considere algo positivo para su propia agenda.
"Esta es la clase de lucha que Trump siempre ha querido", decía este lunes Jack Blanchard, uno de los principales analistas de la revista Politico. "El presidente ya esperaba que en algún momento surgiesen protestas contra su estrategia de deportación y estaba listo para responder como lo ha hecho".
¿Por qué? Pues, sencillamente, porque cree que le va a beneficiar en varios sentidos. Al chocar frontalmente con el gobernador de California, por ejemplo, enardece al trumpismo; un ‘movimiento’ que considera a Newsom uno de los políticos progresistas más despreciables del país.
Asimismo, los disturbios pueden poner al Partido Demócrata contra las cuerdas y obligarle a hacer equilibrios retóricos para posicionarse con las ideas que hay detrás de las protestas pero contra los brotes de violencia que surgen de éstas. También cree que imágenes como las que han sido emitidas este fin de semana desde Paramount van a aumentar la popularidad de su política migratoria entre los votantes no alineados.
De ahí que en el Partido Demócrata muchos sospechen que el despliegue de la Guardia Nacional, el cual tildan de innecesario y provocador, ha podido ser una medida premeditada y calculada. Por último, tampoco hay que olvidar que el pitote de Los Ángeles ha ayudado a enterrar, hasta cierto punto, el enfrentamiento público que desde hace días mantiene con Elon Musk.