Margarita González, podóloga.

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Margarita González, podóloga: "Las chanclas de dedo en verano pueden causar más daño del que creemos"

En esta época del año el calzado cambia radicalmente, y es importante tener en cuenta estas recomendaciones para evitar torceduras y dolores musculares.

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Zaragoza
Publicada

Con la llegada del buen tiempo, nuestros pies salen a la luz: sandalias, chanclas y largas caminatas bajo el sol se vuelven rutina. Sin embargo, muchas veces los pies siguen siendo los grandes olvidados del cuidado corporal, y no debería ser así.

La podóloga Margarita González recuerda que “gracias a ellos podemos desplazarnos y caminar” y que, en realidad, “solo nos acordamos de su importancia cuando dan molestias”.

González explica que la mayoría de la gente solo acude al podólogo cuando tiene dolor o algún problema evidente. “Si no, no se les suele dar importancia”, afirma. Y aunque es cierto que a través de los pies pueden detectarse algunas alteraciones médicas, también aclara que hay que tener cuidado con las exageraciones.

“Tanto como para diagnosticar un cáncer por los pies… eso es demasiado exagerado”, señala, aunque reconoce que ciertas patologías dermatológicas, como el melanoma, pueden manifestarse en cualquier parte del cuerpo, incluidos los pies.

Además, hay enfermedades sistémicas cuyos tratamientos afectan directamente la salud podológica. “Los tratamientos oncológicos pueden provocar neuropatía periférica, que es una pérdida de sensibilidad. Hay que tener más atención en pacientes con quimioterapia, y también en pacientes diabéticos”, advierte.

Calzado en verano: cuidado con las chanclas

Durante el verano, el uso de sandalias y chanclas es muy habitual, pero no todo el calzado es igual de saludable. “Es recomendable llevar calzado abierto, pero es importante que los materiales transpiren”, indica González. “La piel, el cuero o la tela permiten que el pie respire mejor, pero los plásticos como los poliuretanos no son buenos”.

Un error común es pasar del calzado cerrado del invierno a las típicas chanclas de dedo sin transición, "Las chanclas de dedo, pueden hacer más daño del que creemos porque el pie va suelto y para sujetar la chancla, sin darnos cuenta, hacemos fuerza con los dedos, hacemos como gancho" para sujetar la chancla podemos hacer ese movimiento con los dedos que "afecta a la musculatura y puede causar problemas como la fascitis”, explica la experta. Por eso, recalca que el pie debe ir sujeto, especialmente por el talón si vamos a caminar por la calle o superficies irregulares “También para evitar torceduras” añade.

El verano también implica mayor exposición del pie al sol y al aire, lo que puede generar sequedad y grietas, sobre todo en los talones. “La piel ahí está más seca y cortada. Para evitarlo hay que hidratar bien y acudir al podólogo”, recomienda González. “Lo ideal es tener un cuidado regular, no de repente en verano querer que los talones estén perfectos” pues la piel tiene memoria y es importante prestarle atención durante todo el año.

El consejo de la podóloga es hidratar esa zona, “La crema es mejor ponerla por la noche, sobre todo si llevamos calzado abierto durante el día, para no resbalarnos”. Además, insiste en la necesidad de una buena higiene diaria: mantener los pies limpios y secos para evitar infecciones y maceraciones.

Por otro lado, al igual que hacemos visitas rutinarias al dentista, también deberíamos incluir al podólogo en nuestras revisiones de salud. ¿Y si no nos duelen los pies? También, “Por lo menos una vez al año es conveniente realizar revisiones, incluso si no hay molestias”, sugiere González. Y si se trata de personas mayores o con enfermedades como diabetes o cáncer, esa atención debería ser aún más frecuente.

“Hay bastantes pacientes que aunque no tengan ningún problema, acuden anualmente para revisarse”, comenta. Porque cuidar los pies es cuestión estética, pero sobre todo es salud, prevención y bienestar.