
José Coronado interpreta al magnate de los medios de comunicación en la serie 'Legado', ante el presidente del Gobierno (encarnado por el actor Cristóbal Suárez). 2ps5r
El empeño de Sánchez por controlar Prisa y el papel de Ábalos, en una serie de Netflix: “A ver qué pasa con el grupo” 19u4y
El actor Cistóbal Suárez interpreta en 'Legado' al presidente del Gobierno y sc Orella a su hombre de confianza caracterizado como Ábalos. 5w3o2j
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Hacia el final del cuarto capítulo de la serie Legado, que acaba de estrenar Netflix, el presidente del Gobierno aborda, en un funeral laico, al propietario del grupo editorial Progresa y le dice: “Tenemos que tratar qué va a pasar con el grupo".
El presidente, interpretado por el actor Cristóbal Suárez y vestido y caracterizado para parecerse lo más posible a Pedro Sánchez, añade: “Hemos oído que estás pensando vender… y eso es un problema”.
El propietario de Progresa, Federico Seligman, interpretado por José Coronado, le responde que para él “el control del mayor grupo editorial de España” es fundamentalmente “una cuestión de dinero”.
El presidente Sánchez insiste entonces: “Aquí no estamos hablando de dinero, sino de proteger algo tan complejo como el interés general del país”.
El propietario de Progresa trata de zafarse de la presión del presidente y entonces entra en acción el acompañante del presidente, un ministro para todo denominado Núñez Navarro: “Seligman, espera. ¿Qué quieres a cambio?”.

José Coronado (presidente del poderoso grupo mediático Progresa) charla con el ministro Núñez Navarro, alter ego de Ábalos.
Tanto ese, como otros diálogos y situaciones subsiguientes, están incluidos en el guion con el obvio propósito de crear un paralelismo con el actual enfrentamiento entre Pedro Sánchez y el presidente de Prisa Joseph Oghourlian.
El de la ficción asegura liderar “el gobierno más progresista de la historia de España”. Se trata de un gobierno de coalición entre el partido socialista y un socio más a la izquierda que en la serie es identificado como “Avanzamos”.
“Progresa”, cuyo buque insignia es el diario El Báltico —con tilde en la cabecera—, viene prestando desde hace tiempo apoyo a los gobiernos de izquierdas. Lo hace incluso a costa de ocultar grandes escándalos, a cambio de recibir “publicidad institucional” y alguna que otra “licencia de televisión”.
Pero en la serie el presidente considera que ese apoyo no está siendo todo lo rotundo que él desearía y aprovecha las graves dificultades por las que atraviesa Progresa para presionar al editor.

El actor Cristóbal Suárez interpreta al presidente Sánchez en la serie 'Legado'.
De hecho, cuando se acerca el desenlace le dice: “La última vez que nos pediste ayuda apelando al ‘valor estratégico del mayor grupo editorial de España’ no quedamos muy contentos con el resultado…”
También en esa conversación, escenificada en el despacho del presidente Sánchez en Moncloa, está presente Núñez Navarro. Y eso a pesar de que ha tenido que dimitir como consecuencia de un escándalo de acoso sexual, justo cuando se hablaba de su ascenso a vicepresidente.
Al editor le sorprende encontrarle allí: “Pensaba que habías dimitido”. A lo que el exministro responde: “De mis cargos públicos, pero sigo asesorando a mi presidente y a mi partido para que no nos engañen”.
El exministro aparentemente redimido está interpretado por el actor sc Orella y aparece caracterizado para que su aspecto físico recuerde lo más posible al de José Luis Ábalos en la época en que ha llevado barba.
De hecho, es ese trasunto de Ábalos quien expone al editor la estrategia del presidente: “Nuestras encuestas nos dicen que nos puede ir muy bien si agitamos el fantasma de la ultraderecha… Si pedimos el voto útil para frenarlos y sobre todo si echamos la culpa de nuestro fracaso a nuestros socios”.
Legado es una serie producida para Netflix por El Desorden Crea que relata las tensiones internas de la familia propietaria de un imperio mediático en decadencia, al modo de la norteamericana Sucesión.

El ministro Núñez Navarro (caracterizado como Ábalos), ante el presidente del grupo Progersa, interpretado por Coronado.
Los guionistas son Carlos Montero, Pablo Alén y Breixo Corral y, además de José Coronado, sus principales intérpretes Belén Cuesta, Diego Martín, Natalia Huarte y María Morera.
La serie incluye numerosas alusiones a protagonistas de los grandes escándalos de la actualidad política reciente, incluido un policía corrupto llamado Vargas al que se acusa de haber apuñalado a una dermatóloga con consulta en el Barrio de Salamanca apellidada Pino. No habrá un solo espectador bien informado que no les identifique con el comisario Villarejo y la doctora Pinto.
La guerra por el control del Grupo Prisa se dirimió la semana pasada en una Junta General de Accionistas en la que Joseph Oughourlian obtuvo un amplio respaldo y advirtió de que la compañía "no puede perderse en batallas intestinas" que buscan "imponer intereses particulares frente al interés común".
No obstante, los afines al Gobierno no dan la batalla por perdida y valoran plantear una oferta para que el empresario galo les ceda el control del Grupo. O al menos, de los medios que permitirían al Ejecutivo mantener una importante influencia sobre la opinión pública, como el diario El País y la Cadena Ser.
La guerra interna se desató por la negativa de Oughourlian a poner en marcha el canal de TDT que el Gobierno tenía previsto sacar a concurso (cuyo destinatario, era un secreto a voces, era el Grupo Prisa), y que el propio empresario califica como TelePedro. Sin embargo, ha desechado el proyecto por considerarlo inviable económicamente.
Estas tensiones internas se saldaron con la destitución de José Miguel Contreras como director de contenidos de Prisa Media y de Carlos Núñez como consejero delegado de Prisa Media.
La toma de control de una participación decisiva en Telefónica por parte del Gobierno abre ahora la puerta a que el proyecto del canal de TDT sea asumido por Movistar.
El pasado mes de marzo saltó el escándalo, cuando salió a la luz que el ministro de Transformación Digital, Óscar López, se habría reunido en París con el CEO de Vivendi, Arnaud de Puyfontaine, supuestamente para presionarle, con el fin de que su grupo venda la participación del 11% que posee en el Grupo Prisa.
Aún no se ha escrito el último capítulo de esta guerra por el legado del influyente imperio mediático que codicia el Gobierno de Sánchez. Aunque se acerca el final, lleno de suspense, de la primera temporada.