Luis Montenegro, primer ministro y líder del Partido Socialdemócrata (PSD), participa en un mitin de la coalición AD, antes de las elecciones anticipadas, en Sintra, Portugal, 6 de mayo de 2025.

Luis Montenegro, primer ministro y líder del Partido Socialdemócrata (PSD), participa en un mitin de la coalición AD, antes de las elecciones anticipadas, en Sintra, Portugal, 6 de mayo de 2025. Pedro Nunes Reuters r6ve

Europa

El Gobierno conservador de Portugal expulsará a 18.000 inmigrantes para arañar votos a la ultraderecha en las elecciones 2a50l

El primer ministro, Luís Montenegro, fía su continuidad tras los comicios anticipados del próximo domingo a hacer suyo uno de los temas de campaña habituales de Chega. 274z4e

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La inmigración nunca había ocupado un lugar central en las campañas electorales en Portugal. Hasta ahora. El primer ministro conservador, Luís Montenegro, fía buena parte de su estrategia para ganar las elecciones legislativas del próximo domingo a explotar una cuestión siempre espinosa que, según los sondeos, preocupa —y cada vez más— a los portugueses.

Su ministro de Presidencia, António Leitão Amaro, anunció la pasada semana que el Gobierno pretende expulsar a los cerca de 18.000 migrantes que permanecen en situación irregular, procedentes en su mayoría de países como India, Bangladesh, Pakistán, Nepal o Sri Lanka. Según adelantó Leitão Amaro, las autoridades emitirían tan pronto como esta semana las primeras 4.500 notificaciones a los extranjeros para pedirles que abandonen el país, de forma voluntaria, en los próximos veinte días. Si no lo hacen en el plazo estipulado, amenazó el ministro, serán deportados.

“Portugal necesita revisar su sistema de deportaciones, que no funciona”, subrayó Leitão Amaro días antes de que la Agencia de Integración, Migración y Asilo (AIMA, por sus siglas) confirmara haber enviado los primeros avisos a los migrantes.

“Es importante darse cuenta de que Portugal es uno de los tres países de Europa que menos deportaciones ejecuta”, añadió el titular de Presidencia, que quiso concretar que, de momento, el Gobierno sólo se ocupa de “casos de personas que, o bien ya tenían órdenes de abandonar Europa emitidas por otros países europeos, o tenían prohibiciones de entrada, o se identificaron situaciones delictivas en sus antecedentes, que hacen inviable, según la legislación portuguesa, que estén allí y que se les conceda permiso de residencia”.

Montenegro quiere utilizar la estrategia de mano dura contra la inmigración para arañar votos a la ultraderecha de Chega, tercera en las encuestas con el 16% de intención de voto, cuatro puntos menos que los que obtuvo en las elecciones de marzo del pasado año, en las que cosechó el mejor resultado de su historia.

Montenegro ganó por la mínima aquellas elecciones, convocadas de forma anticipada tras la dimisión de António Costa, con el lema de campaña de Não é não a Chega. El líder del Partido Social Demócrata (PSD, centroderecha) cerró la puerta desde el primer momento a pactar con los ultras de André Ventura, una promesa que ha cumplido.

Desde que tomó posesión en abril del pasado año, Montenegro ha gobernado en solitario pese a contar sólo con 80 de los 230 escaños de la Asamblea. Una abrumadora minoría parlamentaria que, sin embargo, no le impidió sacar adelante los presupuestos a finales del curso pasado gracias a la abstención del Partido Socialista (PS).

Por momentos, Montenegro pareció capaz, incluso, de agotar la legislatura. Hasta que todo saltó por los aires. ¿El motivo? Las sospechas que comenzaron a envolverle sobre un presunto conflicto de intereses que guarda relación con los contratos públicos que obtuvo la consultora que gestiona su familia, conocida como Spinumviva.

“La crisis también se generó porque Luís Montenegro quiso que se generara”, explica sin embargo Nuno Gonçalo Poças, abogado y columnista del diario Observador. “El Gobierno era minoritario y tenía pocas condiciones de gobernabilidad, y parte de la estrategia, desde las elecciones de marzo de 2024, era esta: esperar el momento adecuado para llevar al país a elecciones e intentar una clarificación”.

“Montenegro espera obtener una mayoría absoluta —sólo o con los liberales— o, en el peor de los casos, provocar un cambio de liderazgo en el Partido Socialista que sea más favorable a acuerdos y más simpático con el Gobierno de la Alianza Democrática”, añade el analista.

El caso Spinumviva acorraló durante semanas al primer ministro, pero las encuestas colocan en cabeza a la coalición conservadora que lidera, con una intención de voto del 32%, por el 27% de los socialistas de Pedro Nuno Santos, líder de la oposición y principal aspirante a sucederle.

“El caso Spinumviva, que además no es un caso de corrupción, y puede que ni siquiera sea un problema legal, sino puramente ético y político, ha sido explotado por la oposición, pero las encuestas indican que los electores no le dan importancia”, subraya, en este sentido, Nuno Gonçalo Poças. “Por lo demás, el país no es particularmente reacio a elegir políticos condenados o imputados por corrupción; no sería por un caso como este que eso cambiaría. Ventura lo entendió rápidamente: comenzó la campaña intentando vincular a Montenegro con José Sócrates, pero pronto abandonó el tema de Spinumviva, y el PS se quedó hablando sólo sobre ello”.

Una preocupación al alza 1j50l

Montenegro quiere recuperar a toda costa a los votantes del PSD que migraron a las filas de Chega. Eso explica la política de deportaciones que el Gobierno portugués anunció en plena campaña.

El primer ministro no ha gobernado ni gobernará, presumiblemente, con la ultraderecha, pero ha asumido algunas de sus propuestas, y parte de su retórica. De hecho, durante el primer debate electoral en el que participaron los ocho candidatos, Montenegro acusó a los socialistas de haber generado un estado de “confusión” en materia migratoria, con 400.000 casos de inmigrantes aún por regularizar, dijo, y con las puertas abiertas de par en par.

El líder del partido de extrema derecha portugués Chega, André Ventura, asiste a un mitin en Guarda, Portugal, 4 de mayo de 2025.

El líder del partido de extrema derecha portugués Chega, André Ventura, asiste a un mitin en Guarda, Portugal, 4 de mayo de 2025. Miguel Pereira da Silva Efe

“El anuncio sobre los avisos enviados a inmigrantes no es ingenuo. Puede verse como una forma de que la AD contenga a Chega, recuperando parte de su electorado, esencial para reforzar la mayoría de gobierno, ahora que mucho electorado jubilado del PS está regresando a la AD”, indica Nuno Gonçalo Poças. “Pero el anuncio es falaz —remarca el columnista del Observador—. Incluso en el tiempo de la geringonça, que tenía una política de fronteras totalmente abiertas, hubo años en los que se notificó a más inmigrantes que debían abandonar el país. Es un poco como la campaña de Donald Trump, que acusaba a los demócratas de no contener la inmigración ilegal, cuando durante los años demócratas se deportó a más personas que durante el primer mandato de Trump”.

¿Preocupa la inmigración a la sociedad portuguesa? Nuno Gonçalo Poças señala que, en efecto, esta cuestión “ha ido ganando espacio de relevancia entre el electorado, incluso entre los pensionistas, y hoy Portugal tiene más de tres millones y medio de jubilados y pensionistas”.

“La política seguida por el PS en los últimos nueve años fue errónea, impulsada por presiones de la extrema izquierda, con la que se alió, y abrió un precedente grave: se ha llegado a tener cerca del 15% de población inmigrante en un país con sólo 11 millones de habitantes”, apunta. “Esta nueva inmigración proviene de fuera del espacio tradicional de inmigración portuguesa, que era mayoritariamente de países de lengua portuguesa —África y Brasil—, y al venir ahora de otras regiones con culturas muy diferentes, ha traído algunas divisiones sociales que son innegables”.

“Ningún país puede recibir en tan poco tiempo a tantas personas descontextualizadas social y culturalmente y esperar que eso no genere conflictos”, considera Nuno Gonçalo Poças. “La AD supo aprovechar ese tema, que fue inicialmente utilizado por Chega, y ha respondido con moderación, abogando por un sistema abierto, pero regulado y fiscalizado”.

¿Y qué sucede con Chega? “Chega ha tenido algunas dificultades para afirmarse, también en lo relacionado con su postura respecto a Spinumviva. La estrategia ha pasado, en términos generales, por pedir una oportunidad a los portugueses para gobernar, dado que PS y PSD han llevado al país, dicen, al estancamiento y al atraso. En este momento, hay otros partidos sin representación parlamentaria que también están explorando los espacios del voto de protesta y que podrían tener cierto éxito”, anticipa el analista.

“Estas elecciones serán una gran prueba de resistencia para Ventura. No se descarta nada en este momento: puede ganar más votantes, como también puede perderlos. Su resultado es una gran incógnita en todas las elecciones”, añade Nuno Gonçalo Poças. Montenegro y los suyos no se fían, por eso quieren aprovechar el momento de debilidad que atraviesa la ultraderecha, salpicada por los escándalos en los que se han visto envueltos varios de sus diputados, para reeditar su victoria del pasado año y, por qué no, acercarse a la mayoría.