
Zelenski se dirige directamente al vicepresidente Vance en la Casa Blanca. Brian Snyder Reuters 3w414h
El aplomo de Zelenski en la encerrona de la Casa Blanca saca el orgullo de una Europa atrapada entre Putin y Trump 5n2v2s
Tras abandonar el Despacho Oval, el presidente ucraniano ha recibido el apoyo de unos líderes europeos que han instado a los habitantes del viejo continente a estrechar los lazos con Ucrania y “aceptar el desafío” de comandar “el mundo libre”. n4y4a
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Durante su último año en el poder Joe Biden solía repetir que, tras las sonrisas y los apretones de manos escenificados ante las cámaras, los líderes extranjeros que pagaban visita a la Casa Blanca aprovechaban el primer momento de privacidad para expresar su preocupación por el posible regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Más allá de la incertidumbre geopolítica, lo que más les inquietaba era cómo abordar a un líder que, según cuentan quienes han estudiado su figura, en política exterior suele conducirse de forma eminentemente transaccional.
Ahora que Trump lleva más de un mes ejerciendo de nuevo el poder sabemos cuál es el enfoque que han adoptado muchos de esos líderes: la adulación. Sirva de muestra el caso de Shigeru Ishiba, el primer ministro de Japón, quien se reunió con Trump a comienzos de este mes. Tras ser amenazado con la imposición de aranceles, Ishiba mostró su mejor sonrisa y declaró que Trump le parecía un tipo “muy sincero y muy poderoso” y alguien que haría un gran bien a Estados Unidos. La idea era dejar buen sabor de boca para tratar de pelear lo de los aranceles en el futuro, durante alguna llamada telefónica o algún encuentro lejos de las cámaras.
Previamente fue el líder israelí, Benjamín Netanyahu, quien dijo que Trump contaba con el “enorme respeto” de Israel y que era un gran amigo del país. Incluso Emmanuel Macron, el presidente de Francia, alabó en varias ocasiones al mandamás estadounidense durante el encuentro que mantuvieron hace unos días. Y entonces, este viernes, llegó el turno de Volodímir Zelenski.
La visita, planeada tras dos semanas de hostilidad diplomática entre un Trump dedicado a cuestionar su popularidad –llamándole, entre otras cosas, “dictador”– y un Zelenski decidido a no ceder a cualquier precio los derechos de explotación de los yacimientos minerales ucranianos –una exigencia de Trump a cambio del apoyo estadounidense en la guerra–, tenía como fin aliviar tensiones. Y, si todo marchaba como estaba previsto, firmar algún tipo de acuerdo en torno a los citados yacimientos.
Aunque las cosas empezaron razonablemente bien, con Trump recibiendo a Zelenski en la puerta del Ala Oeste de la Casa Blanca junto a una guardia de honor, no tardaron en torcerse. Ocurrió cuando, ya con los periodistas desplegados en el Despacho Oval y las cámaras grabando, Zelenski se puso a explicar que la guerra en Ucrania la había iniciado Rusia en 2014; el año en el que Moscú se apoderó de Crimea al tiempo que fortalecía, en las regiones orientales de Ucrania, a las milicias separatistas que querían romper con Kiev.
La explicación no era gratuita. Al contrario: tenía como objetivo contrarrestar la narrativa que tanto Trump como su equipo llevan semanas promocionando. Una narrativa que, siguiendo la lógica rusa, deposita la culpa del conflicto sobre la espalda de los ucranianos.
Por eso mismo el vicepresidente JD Vance, que también estaba presente, saltó. “Creo que es una falta de respeto que vengas al Despacho Oval para tratar de discutir esto frente a los medios estadounidenses”, espetó mientras interrumpía a Zelenski. “Lo que deberías hacer es agradecer al presidente su intento de poner fin a este conflicto”. Acto seguido, Vance acusó a Zelenski de estar en una “gira propagandística” por Estados Unidos. “¿Crees que es respetuoso venir al Despacho Oval y atacar a la istración que está tratando de evitar la destrucción de tu país?”.
Lejos de arrugarse, Zelenski contestó que si no se frena a Rusia incluso Estados Unidos podría llegar a tener problemas con el Kremlin. “Tenéis un océano muy bonito en medio y por eso no sentís la amenaza, pero la sentiréis en el futuro”, dijo de un modo que hizo saltar a Trump. “No nos digas lo que vamos a sentir”, le respondió éste mientras alzaba la voz. “No estás en una buena posición, no tienes una buena mano en este momento”, añadió refiriéndose, metafóricamente, a una partida de póker. “O haces un trato o nos vamos”, agregó. “Y si nos vamos, tendréis que seguir luchando y no va a ser agradable”.
“No estoy jugando a las cartas”, espetó Zelenski. “Hablo muy en serio; soy el presidente de un país en guerra”.
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El intercambio duró unos minutos más, tras lo cual el pelotón de periodistas abandonó el Despacho Oval. Minutos después quien salió, con un semblante sumamente serio, fue el propio Zelenski tras cancelar Trump el resto de la visita y la rueda de prensa conjunta prevista para después.
Al rato el equipo del presidente estadounidense hizo público en sus redes sociales un comunicado que decía, entre otras cosas, lo siguiente: “He determinado que el presidente Zelenski no está listo para la paz si Estados Unidos continúa involucrado en la guerra porque siente que nuestra participación le da una gran ventaja en las negociaciones. No quiero ventajas, quiero paz. Le ha faltado el respeto a los Estados Unidos de América en su preciado Despacho Oval. Puede volver cuando esté listo para la paz”.
El equipo de Zelenski, por su parte, publicó –hay quien dice que siguiendo el consejo del senador republicano Lindsey Graham– un mensaje agradeciendo a Estados Unidos y al propio Trump “su apoyo”. Y añadió: “Ucrania necesita una paz justa y duradera, y estamos trabajando precisamente para lograrlo”.
A pesar del tono conciliador esgrimido en este último mensaje, y a la espera de lo que diga durante la entrevista que concederá al canal de televisión Fox News esta madrugada (hora española), no son pocos quienes han destacado la entereza de Zelenski durante el encontronazo.
“Hasta ahora casi todos los líderes extranjeros que han visitado la Casa Blanca han colmado de elogios a Trump en lugar de desafiarlo y arriesgarse a que éste tome una decisión impredecible, como rescindir la ayuda estadounidense o imponer aranceles”, señalaba poco después del encuentro Zolan Kanno-Youngs, uno de los corresponsales del New York Times encargados de cubrir la actualidad de la Casa Blanca. “Sin embargo en esta rara ocasión el presidente Zelenski, el líder de una nación que sufre el ataque de Rusia, optó por no apaciguar a Trump y el presidente de Estados Unidos estalló”.
En paralelo, y a falta de saber qué consecuencias tendrá para Ucrania y para la guerra lo sucedido este viernes en Washington, lo que parece evidente es que la actitud del líder ucraniano ha vuelto a espolear el sentimiento europeísta entre muchos líderes continentales.
“Debemos respetar a quienes han estado peleando desde el comienzo porque lo están haciendo por su dignidad, por su independencia, por sus hijos y por la seguridad de Europa”, declaró Macron tras conocer lo sucedido. A lo que su ministro de Asuntos Exteriores ha añadido: “El tiempo de dialogar se ha terminado; es hora de pasar a la acción”.
“Querido Zelenski, queridos amigos ucranianos, no estáis solos”, ha escrito por su parte Donald Tusk, primer ministro polaco y líder del país que más presupuesto gasta –proporcionalmente hablando– en Defensa. “Intensificaremos nuestro apoyo a Ucrania para que pueda seguir luchando contra el agresor. Hoy ha quedado claro que el mundo libre necesita un nuevo líder. Depende de nosotros, los europeos, aceptar el desafío”, es el mensaje publicado por Kaja Kallas, vicepresidenta de la Comisión Europa y Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, al respecto.
En cuanto a presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lo que ha hecho es aplaudir la “dignidad” de Zelenski diciendo que ésta “honra la valentía del pueblo ucraniano”. “Nunca estaréis solos, querido presidente”, ha sentenciado.
También se han registrado reacciones en Rusia, claro. A la hora de escribir estas líneas la más notable es la de Dimitri Medvedev, el actual vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, quien ha calificado el altercado como “una reprimenda” a Zelenski más que bienvenida. De hecho, Medvedev ha elogiado a Trump por “decirle la verdad” al líder ucraniano y le ha animado a retirar todo el apoyo a Ucrania.