
Las violinistas Vilde Frang y Janine Jansen. Montaje: Rubén Vique 3s535p
Vilde Frang y Janine Jansen, una sincronía de violines excelsos que aterrizan en España e3v3n
Este abril la noruega se mide en España con el 'Concierto en Re menor' de Schuman. La neerlandesa interpretará obras de Brahms, Ysaÿe o Messiaen, entre otras. 4v3x47
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En lo que llevamos de temporada han pasado por España violinistas de talla. Hace poco disfrutamos con las interpretaciones de, por ejemplo, María Dueñas (Concierto de Mendelssohn) y Daniel Lozakovich (Concierto de Schumann). En próximas fechas se contará con otras dos estrellas de la especialidad, dos féminas ya encumbradas, la noruega Vilde Frang (1986) y la holandesa Janine Jansen (1978).
La primera actua junto a la London Philharmonic Orchestra y Vladimir Jurowski en tres fechas en nuestro país: este lunes, 7 de abril, en Alicante (ADDA), el martes en Valencia (Palau de la Música) y el miércoles en Madrid (Ibermúsica). La segunda dará un recital dentro de la programación del CNDM, el jueves, día 10.
Son dos instrumentistas de enorme talla, cada una en su estilo. La primera, espigada y nerviosa, se caracteriza por el impulso, casi eléctrico, por la tensión con la que anima sus intervenciones.
Frang, espectro penetrante 326id
Recordamos en una de sus últimas visitas un preciso, eléctrico, terso Concierto para violín de Stravinski, con momentos verdaderamente centelleantes. Que sabe cantar lo demostró en otra de sus escalas tañendo el Concierto de Beethoven donde mostró sus principales armas: arco amplio y variado, espectro penetrante, quizá en exceso afilado en los agudos, fraseo fantasioso, ataques precisos, dinámicas bien estudiadas. Su canto es ondulante, a veces demasiado, y su línea parece en ocasiones en exceso oscilante.
"Espigada y nerviosa, vilde frang se caracteriza por el impulso, casi eléctrico, por la tensión con la que anima sus intervenciones"
En esta nueva ocasión se recreará en los vívidos contrastes líricos del algo difuso y emocionante Concierto en Re menor de Schumann, obra procelosa, no bien rematada, que hace poco pudimos escuchar en Madrid de la mano del mencionado Daniel Lozakovich, que es artista más sereno y sesudo a pesar de su juventud. El programa se completará con la imponente obertura Coriolano y la Sinfonía nº 5 de Beethoven.
Será interesante comprobar la visión que de estas celebérrimas obras tiene el siempre copetente y riguroso —menos impávido de lo que parece— Vladímir Jurowski (1972). Una composición como la primera requiere un singular pulso y una precisión de orfebre para alimentar sus expresivos silencios y su sustancia dramática. La segunda necesita de unas dotes constructivas y de un aliento muy especiales.
Jansen, impoluta afinación 1o386n
Más veterana que Frang, Janine Jansen es ampliamente conocida de nuestra afición desde hace mucho tiempo, décadas podríamos decir. Desde que era una joven promesa que enseguida se convirtió en una realidad que ha dado ya muchos y buenos frutos en distintos campos de su especialidad.
Siempre se ha destacado de ella, entre otras cosas, el manejo del arco, de una asombrosa agilidad, su sonido, fino y brillante, no muy grande, la impoluta afinación, el variado fraseo, la sonoridad, delgada pero intensa, bien regulada, con matices y ataques muy refinados.
Aunque gusta de recuperar modos y técnicas del pasado, que aplica a conciencia en sus muy loadas interpretaciones de Bach y, curiosamente, a sus recreaciones del repertorio más moderno, lo cierto es que la instrumentista suele hacer alarde de gusto y dibujar con exquisitez las animadas figuras que pueblan las obras del más estricto repertorio.
"Janine Jansen destaca, entre otras cosas, por el manejo del arco, de una asombrosa agilidad, por su sonido, fino y brillante"
Jansen toca habitualmente un Stradivarius de 1727. Con él sorprendió en su día cuando debutó en el Concertgebouw de Ámsterdam. Y hay que decir, que, por raro que parezca, en realidad su escuela violinística es más bien rusa gracias a la relación que tuvo con Boris Belkin. Pero ella ha sabido amalgamar sabiamente ambas influencias y crear, por así decirlo, un estilo propio.
Jansen nos ofrecerá lo mejor de sí misma —como siempre hace: es una artista íntegra y entregada— en el enjundioso programa que ha anunciado y que va a exponer en el Ciclo Liceo de Cámara el próximo jueves. Cinco obras en sus dedos. Se abrirá la sesión con las dos primeras Sonatas de Brahms, piezas maestras, herederas en buena medida de las de Beethoven, aunque las del hamburgués participan también de los rasgos dibujados por Schubert o Schumann.
Líricas y briosas 4i274l
A continuación la violinista acometerá la compleja delineación del Poema elegíaco op. 12 de Ysaÿe, escrito en principio para violín y orquesta y dedicado a Gabriel Fauré. Los analistas siempre han destacado la mezcla de influencias que concurren en la obra, tan difícil como la mayoría de las que salieron del magín del violinista y compositor belga.
Se aprecian, en efecto, rastros de Wagner, Franck, Saint-Saëns, D’Indy, Chausson y hasta de Debussy. En la obra juegan dos temas principales, uno de ellos de carácter fúnebre, y exige del intérprete seguridad de afinación y dominio del cantabile para enunciar, por ejemplo, el tema lírico soutenu et calme.
Jansen aborda luego otra obra curiosa y rara: el Tema y variaciones de Messiaen, escrita en 1932 para la primera esposa del compositor como regalo de bodas. Tema calmo y expansivo, nostálgico. Variaciones extrañamente líricas y al tiempo briosas, ondulantes, con sorprendentes chisporroteos; exquisitas disonancias. La sesión culmina en belleza con la Sonata nº 2 en Sol mayor de Ravel, de 1927, en la que tantas influencias jazzísticas se aprecian. Un programa para poner a prueba un violinista. No hay duda de que Jansen saldrá victoriosa con el concurso del buen pianista que es Denis Kozhukhin.