
Hugo 'El Loco' Gatti, junto a Diego Armando Maradona 644r2k
El día que Hugo 'El Loco' Gatti llamó "gordito" a Maradona y el '10' se la devolvió metiéndole cuatro goles a Boca Juniors 4x3d5x
Una tarde inolvidable en la que el astro argentino transformó una crítica en una exhibición deslumbrante frente al arco de un rival histórico. 201243
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El fútbol argentino guarda historias cargadas de emociones, declaraciones picantes y gestas inolvidables muchas de ellas desconocidas para el gran público, sobre todo desde Europa.
Entre ellas, hay una que brilla con luz propia: el cruce entre Hugo Orlando Gatti y Diego Armando Maradona, ocurrido a finales de 1980, cuando el ídolo de Argentinos Juniors le marcó cuatro goles a Boca Juniors, desquitándose de un comentario que quedó en la memoria popular: el día que 'El Loco' Gatti lo llamó "gordito".
Ese episodio futbolero, teñido de polémica y genialidad, resurge con fuerza tras el fallecimiento de Hugo Gatti, quien murió a los 80 años este domingo.

Hugo Orlando 'El loco' Gatti
Más allá de su extensa trayectoria como portero, hay momentos que, inevitablemente, definen el recuerdo de una figura.
Para Gatti, uno de ellos fue aquel duelo ante el joven Maradona, ya consagrado como el jugador más talentoso del país.
Una frase desafortunada 19303y
Corría el Nacional de 1980, un certamen que se disputaba con un ritmo frenético, miércoles y domingo, para culminar antes de fin de año. En ese contexto, Boca Juniors visitó a Unión de Santa Fe el 29 de octubre, igualando sin goles. En su paso por la ciudad, Gatti ofreció una entrevista a Oscar Bergesio, periodista del diario El Litoral.
Consultado sobre Maradona, el guardameta respondió con una frase que, aunque no pretendía ser hiriente, terminó incendiando el ambiente.
"Maradona es un muy buen jugador, el mejor del momento, a quien se está inflando de una manera increíble. ¿Sabés lo que me preocupa? Su físico… tengo la sensación de que en pocos años más no va a lograr contener su tendencia a ser un gordito…"

Entrevista a Hugo Gatti (Fuente: Play & Rec Sports)
Aunque Bergesio aclaró después que Gatti nunca lo llamó "gordito" de forma directa, la interpretación popular ya había hecho su trabajo. Y el mensaje llegó alto y claro a los oídos de Maradona.
La respuesta no tardaría en llegar, no en declaraciones, sino en el lugar donde más hablaba Diego: dentro del terreno de juego.
Venganza planeada 48574
El 9 de noviembre de 1980, Argentinos Juniors se enfrentó a Boca Juniors en el estadio José Amalfitani de Vélez Sarsfield, en la 12ª jornada del Torneo Nacional. El conjunto dirigido por Ángel Labruna llegaba como líder de la Zona B con 16 puntos, mientras que el Xeneize, con 11 unidades, necesitaba ganar para mantener vivas sus aspiraciones.
Unas 45.000 personas llenaron las tribunas del Amalfitani. El ambiente era eléctrico, y Maradona ya había decidido qué hacer. Según contó Jorge Cyterszpiler, su representante, Diego le había confesado su plan.
"Me propuse hacerle dos goles, pero después de lo que dijo, le voy a hacer cuatro. Prometo que voy a hacerle cuatro. Y de cualquier forma", y Maradona cumplió.
El partido comenzó con ventaja para Boca, que abrió el marcador con un penalti convertido por Jorge Ribolzi. Poco después, Diego respondió desde los doce metros con una ejecución precisa que empató el encuentro.
Silvano Espíndola aumentó la cuenta para Argentinos con una falta, pero Mario Zanabria, también a balón parado, igualó nuevamente el encuentro.
Antes del final del primer tiempo, Maradona concretó su segundo gol de forma magistral. Un tiro libre sorpresivo, ejecutado con picardía, se metió por el ángulo opuesto. Era el 3-2, y Diego ya había empezado a firmar su venganza.
En la segunda parte, Maradona volvió a marcar dos veces más, firmando un póker inolvidable ante uno de los arqueros más carismáticos y polémicos del fútbol argentino.
Argentinos ganó 5-3 y se clasificó a los cuartos de final, en un torneo que más tarde consagraría a Rosario Central como campeón.
La ovación del rival 3m126e
Uno de los aspectos más destacados de aquel partido no fue solo la calidad de los goles, sino la ovación que recibió Maradona por parte de la hinchada de Boca Juniors, ubicada mayoritariamente en la popular del estadio. Según relató el periodista Pedro Uzquiza en Clarín al día siguiente:
"Maradona… Maradona… Cuarenta y cinco mil almas al unísono. Y lo notable es que más de la mitad de esos gritos provenían de la tribuna popular, donde estaba ubicado el grueso de la hinchada boquense. Tal vez éste haya sido el mejor testimonio que recibió el genial jugador desde su debut en Primera."
Ese reconocimiento desde la vereda opuesta selló una jornada mágica. Fue el tipo de rendimiento que trasciende camisetas, una muestra inapelable de talento.
Antes del encuentro, Gatti había intentado aclarar sus declaraciones con Diego. "Espero que me haya entendido. Nunca dije que era un gordito. Opiné que debía cuidar su físico, porque no lo ayuda mucho. Es el mejor jugador del país", declaró el portero.
Palabras que buscaban suavizar una tensión que ya ardía en el alma competitiva del '10'. Con el paso del tiempo, la anécdota ganó ribetes míticos.
Aunque Gatti no lo insultó directamente, como aclaró el propio Bergesio, lo cierto es que el comentario tocó una fibra sensible en Diego, que utilizó esa chispa para desatar una tormenta de goles. Como solía hacer en su carrera, convirtió la crítica en combustible para el arte.
Curiosamente, el tiempo le daría cierta razón a Gatti. Tras su retiro, Maradona vivió etapas marcadas por el sobrepeso y los problemas de salud, incluyendo una intervención de by gástrico. Pero en aquel noviembre de 1980, no había rastro de debilidad física: solo un talento desbordante y una convicción inquebrantable.
Un recuerdo vivo l4y6p
A más de cuatro décadas de aquel encuentro, y tras el fallecimiento de Hugo Gatti, aquella jornada sigue siendo evocada por los amantes del fútbol. Es la historia de cómo una crítica encendió la llama de la genialidad, de cómo Maradona convirtió el orgullo herido en una obra maestra ante 45.000 testigos.
Y sobre todo, es la historia de un ídolo que, frente a las palabras de un provocador nato como el Loco Gatti, eligió responder con lo que mejor sabía hacer: meter goles. Cuatro, para ser exactos. Como promesa cumplida y leyenda perpetua.