Miguel Assal, experto en primeros auxilios: Esta pastilla que antes tenías en casa y ahora no te puede salvar del infarto

Miguel Assal, experto en primeros auxilios: "Esta pastilla que antes tenías en casa y ahora no te puede salvar del infarto"

Salud

Miguel Assal, experto en primeros auxilios: "Si notas este latido en el ojo ve inmediatamente a urgencias"

Aunque pueden confundirse con problemas menores, las fístulas carótido-cavernosas deben ser muy tenidas en cuenta.

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M. Domínguez
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A todos nos ha pasado en más de una ocasión que notamos un hormigueo en el ojo y cómo este empieza a temblar. Notar un latido en el ojo es algo habitual de lo que, en principio, no debemos preocuparnos, pero el profesional de urgencias Miguel Assal nos advierte que hay que prestarles atención.

"Si notas este latido en el ojo vete a urgencias", advierte Assal, conocido divulgador de los primeros auxilios con más de dos millones de seguidores en redes sociales.

"Espera: no lo confundas con este temblor", señala. Se refiere al temblor que notamos (normalmente) en situaciones de estrés y por el que no habría que preocuparse, en principio.

El latido al que se refiere Assal es más notable, como si se desplazara todo el ojo hacia atrás y hacia delante. Se trata de uno de los síntomas de una "fístula carótido-cavernosa, que es una conexión anómala entre la arteria carótida y el seno cavernoso".

Las arterias carótidas son los principales vasos sanguíneos del cuerpo, encargadas de llevar la sangre del corazón a la cabeza y el cerebro.

El seno cavernoso, por su parte, es una red de venas que se sitúa en la base del cráneo y drena la sangre de la cara, los ojos y parte del cerebro.

El latido anormal del ojo sería característico de la fístula, que puede ser causada por un traumatismo (en tres de cada cuatro ocasiones), pero que también puede tener un origen espontáneo, por una causa congénita o degenerativa, e incluso ser producto de una infección.

Entre los síntomas de las fístulas carótido-cavernosas está la salida del globo ocular, la inflamación de la conjuntiva (la membrana transparente que recubre la parte blanca del ojo), cefaleas, el deterioro de la visión o la visión doble, o la elevación de la presión intraocular.

Hay dos tipos de fístulas. Las directas se producen por la ruptura de la carótida interna en el interior del seno cavernoso y su origen suele ser un traumatismo.

En cambio, las indirectas se producen por la ruptura, generalmente espontánea, de ramas de pequeño calibre de la carótida interna o externa y el seno cavernoso, y suelen darse por anomalías congénitas, hipertensión venosa y otro tipo de daños.

Miguel Assal advierte: "Tiene tratamiento pero no la puedes dejar pasar porque podría terminar en ceguera".

En el caso de las fístulas directas, el tratamiento consiste en la embolización de la arteria mediante un balón endovascular o mediante partículas.

En el caso de las indirectas, un 30% de los casos se soluciona mediante maniobras de compresión con una pauta horaria reglada. Cuando se trata de la carótida externa, se embolizan las ramas de la carótida externa a través del seno cavernoso.

Como indica Assal, se trata de una condición grave que requiere atención médica urgente y que puede causar pérdida de visión si no recibe tratamiento temprano.

Pero el experto en primeros auxilios advierte que no debes confundir los síntomas de la fístula de otros temblores en el ojo, ocasionados principalmente por el estrés.