Interior de la pastelería.

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José Antonio, sin relevo para su pastelería en Huesca: "En los pueblos no va a quedar nada, ni para comprar un sobre de sopa"

José Antonio, al frente del negocio junto a su hermano, se jubila y no encuentra interesados en el traspaso.

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Zaragoza
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La vida en los pueblos de Aragón se va apagando poco a poco. La despoblación es una realidad, un problema que acecha a España y, en especial, a la comunidad aragonesa. José Antonio, propietario de una pastelería en Fraga (Huesca) está sufriendo en primera persona esta cuestión y alza la voz frente al abandono de los municipios fuera de la gran ciudad: “En los pueblos no va a quedar nada”.

Hace 11 años, José Antonio y su hermano abrieron en Fraga (Huesca) J. Bayona, una pastelería y cafetería, tras su paso por otro pueblo de la zona. Ahora, se encuentra ante una situación complicada. Ha llegado el momento de la jubilación y, por ende, de traspasar el negocio. Sin embargo, a pesar de los anuncios, los propietarios no encuentran interesados para continuar.

“Como nos pasa a la mayoría de autónomos, no hay relevo ni gente que quiera coger el negocio, y habrá que cerrar. La gente no quiere aprender, ni trabajar el fin de semana. Así estamos, que tenemos que cerrar los negocios. Si se abre algo es por algún extranjero”, exclama rotundo José Antonio. De hecho, lamenta que no ha habido nadie que les haya llamado a preguntar, siquiera, por el precio, el cual considera “más que razonable”.

De esta forma, si no encuentra sucesión, el establecimiento, que cuenta con un amplio espacio en el interior y una gran terraza exterior, tendrá que cerrar definitivamente. Todavía no se pone una fecha límite para ello.

José Antonio trabaja junto a su mujer y su hermano, el pastelero, y asegura que el negocio funciona bien, con clientela fija tanto de Fraga como de la zona. “Cambió un poco con la pandemia porque ha cambiado mucho la gente, pero sigue teniendo demanda”, añade.

Imagen del interior del negocio.

Imagen del interior del negocio.

Además, describe que J. Bayona es más que una pastelería, también traiteur y cafetería y defiende que el lugar “se puede utilizar para lo que quieran”. “Yo me dedicaba a hacer comidas preparadas y hacía mucho catering. Tengo un equipo de catering para 100 personas. Eso lo he ido dejando porque ya no puedo, pero me hubiera podido montar un restaurante”, suma.

En definitiva, el local se ha ido adaptando a los tiempos, con una oferta muy variada y en constante movimiento, pudiendo satisfacer a todos los visitantes.

Maquinaria de la pastelería.

Maquinaria de la pastelería.

Mirando la hora de despedirse, José Antonio duda sobre si siente o no tristeza. “Por lo menos de esta forma ya no me mandará nadie. No hay mayor obligación que tener que abrir cada día una puerta para que te venga el público”, se sincera.

En ese sentido, insiste en la complicada situación que atraviesan los autónomos y emprendedores como su familia. “En los pueblos no va a quedar nada. Dicen que hay que cuidar a los pueblos, pero solo cuentan mentiras. No quedará ni un médico, ni un maestro, ni para comprar un paquete de sopa. Se va a cerrar todo”.

Exterior de la pastelería.

Exterior de la pastelería.

“No veo solución, todos quieren ir a Zaragoza”, lamenta José Antonio, que sigue a la espera de poder traspasar su negocio para que continúe el legado de J. Bayona en Fraga, localidad que supera los 15.000 habitantes.